¡No te comas el árbol!
-Hola mi Perlita –madre llegando de la oficina se encuentra con perrita luciendo su ida a la peluquería -¡cosita, que quedaste linda! Oveja, mi ov… -tono cancionistico interrumpido -¿Qué tienes colgando del hocico? Perla… ¡Dame eso! ¡Pásame ese adorno! ¡Perla! ¡Pásamelo! Uno hubiera creído que un árbol de navidad yéndosele encima en su segundo fin de año en la casa le habría enseñado a mantenerse lejos de las decoraciones navideñas, pero no. Aprendió, sí. Aprendió a mirar de reojo al árbol asesino y a no meterse debajo de él, pero la parte de no comerse los adornos que no se ocupan... eso como que no funciono. Los mil y un “no es pelota” no le entran ni por si acaso. Con un poco de suerte, el árbol llegará al 25... Con eso y una que otra amenaza. Lo siento, la quiero mucho, pero con lo que costó poner las luces, ¡yo misma la meto a la olla si le hace algo al árbol! Y la Caro le echa la sal. Advertida ya está.