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Mostrando las entradas de junio, 2012

Mucho mejor que la tintura

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Aclaro que no tengo nada en contra de la gente que se tiñe (o de que la gente se tiña), pero desde muy chica me di cuenta de la gran diferencia entre teñirse por gusto y teñirse por obligación. Mi madre y abuela pertenecen a la población femenina a la que no le queda otra que hacerlo sí o sí. Como muchas, partieron con la idea de disimular una que otra cana por ahí y lenta e imperceptiblemente fueron avanzando hacia una implacable esclavitud. ¡Las raíces no perdonan! Una vez comenzado, el ritual debe llevarse a cabo sin falta sí o sí, con toda la parafernalia, inversión de tiempo y cuero cabelludo irritado que eso implica. Después de ver todos esos malabares desde que tengo memoria, mi reacción a todo lo que implique tintura es un rotundo NO, GRACIAS. Desastroso y todo, la verdad es que me encanta mi pelo y no tengo la menor intención de echarlo a perder si es que puedo evitarlo. ¿Para que tanto menester, sufrimiento y tiempo desperdiciado si existen las pelucas? Ese ha sido mi plan de

Mi Par de Pasteles

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¡Ojo!   Par de Pasteles es obra indiscutida de Manuel Pereira. Que nadie venga a poner en duda eso. Pero este mini librito es mí  Par de Pasteles. Es mío desde el viernes en la tarde y no lo suelto. Uno, porque me encantan las historias de estos dos pastelazos y ya los siento casi de la familia. Dos, porque me costó un poco dar con la sucursal de TurBus Cargo de Estación Central, ¡pero para eso estamos las brujas! Para perdernos y encontrarnos (con un poco de ayuda del personal del terminal). Y tres, porque me encontré con la muy agradable sorpresa (¡y no es chiste!) de que mi muy humilde blog sale nombrado en los agradecimientos. ¡Así que pobre del que me venga a decir que mí  mini librito y mí  marcador de libros no son míos! ¿Y usted querido lector todavía no tiene el suyo o peor, no tiene idea de que estoy hablando? Entonces, se me va derechito al blog de Par de Pasteles  o se una vuelta por @PardePasteles   o @_okatodesign_ .

Casi como San Pedro

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Es una exageración, eso lo tengo completamente claro, pero después de sólo dos llaves, tener ocho se siente un poco como eso. ¿Qué esperaban? ¿Y nadie le puso atención al "casi"? Estos lectores de hoy... ¿Qué quieren que diga? Me gustan mis llaves. Porque son las llaves de la casa nueva y la antigua, porque son mías, porque tienen mis colores y porque abren todas las puertas que de verdad me interesa abrir (cualquier otra es capricho o necesidad momentánea). Y también porque me costó mucho conseguirlas. Las primeras dos fueron el fruto de arduas negociaciones con mi querida y muy sobre protectora abuela, que no quería saber nada de la idea de tenerme sola en la casa mientras el resto de la familia estaba fuera trabajando. Con el colegio prácticamente en frente del domicilio familiar y la mala costumbre de mis parientes de retirarme bastante más tarde de la hora de salida (¡casi dos horas de retraso a veces!) ya se imaginaran como me lo tome. Ahí me veo, solita en el patio, se