No hablo de mi despertador (aunque también es idiota), ni de mi reloj biológico (ni me he molestado en mirarlo). No, todo es sobre la maldita puntualidad. La mía, porque la del resto no podría importarme menos. Ok, not true (me dejan esperando eternamente sin previo aviso... y espero que estén list@s para terminar como sapo), pero ya es responsabilidad de otr@, ¿me entienden? El resultado es que la gran mayoría del tiempo soy el colmo de la puntualidad. ¿Bueno? No. Ejemplo: ayer tuve una entrevista y, como era obvio, llegué a la hora. Claro, cuando llegas una hora antes al lugar de la entrevista, sería el colmo llegar tarde (tranquil@s, me quedé haciendo hora en el metro). So, as you can see, punctuality is just a little bit overated. ¿Alguien más con problemas extremos para calcular tiempos de transporte? ¿Soy la única a la que sus compañeros de magíster creyeron asaltada (o cosas peores) cuando llegó tarde a la última entrega de la tesis? No, no es chiste. Claramente necesito apagar