Mandatario a tu mandato

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Veo el desastre en mi ciudad y en otras ciudades del país, y tengo sentimientos encontrados. Tengo pena y, para qué negarlo, también algo de miedo, pero más que nada, lo que siento es rabia. Nada de esto estaría pasando si no nos hubieran llevado al límite. Y sí, hablo de un nosotros. No comparto los destrozos, pero ni así puedo separarme del resto de la ciudadanía y sus muchas formas de protesta. Reconozco que me he sentido aterrada y desorienta por las más extremas, pero entiendo cómo fuimos arrastrados a ellas. Entiendo cómo la frustración e impotencia contenidas se fueron acumulando en una olla a presión hasta no dar más, y claro, obvio que estalló. Y lo que es peor, entiendo que era necesario que así fuera.

¿Y mi querido gobierno? Incompetente e indolente como él solo. Con un manejo comunicacional que avergüenza en forma por sus graves inconsecuencias y faltas de lógica, y todavía más en contenido por sus faltas de respeto a la ciudadanía y por demostrar una vez más que no entienden nada ni les interesa hacerlo. Los conceptos de "guerra" y "unidad" usados irresponsable e irreflexivamente en el mismo discurso para hacer alusión al mismo grupo humano en un torpe intento de presentarlo como fuerzas opuestas y enfrentar a unos contra otros. ¡Bravo! Si hay algo en lo que son expertos, lo único quizás, es en desviar la atención de su propia responsabilidad.

No sé si alguien leerá; de hecho, ni siquiera sabía si publicarlo o no; originalmente partió como texto de desahogo personal en una de mis libretas; pero siento que en situaciones como esta es cuando más debemos expresarnos. No quiero quedarme yo sola con esto, especialmente cuando sé que no lo estoy, y, aún más importante, cuantas más voces haya sonando al respecto allá afuera, mejor. No se trata de alimentar animosidades, pero si mi muy estimado mandatario cree que va a llegar un momento en que simplemente va a poder fingir que esto nunca pasó, se equivoca. Aunque honestamente, es difícil saber en qué cree alguien incapaz de ponerse de acuerdo con su propio general de Estado de Emergencia y que luego se da el gusto de relativizar sus propios dichos con la excusa de su estado de ánimo en el momento. ¿Se puede realmente confiar en alguien así de contradictorio?

Una última reflexión para cerrar y que tiene que ver con las palabras "mandatario" y "mandante". La primera tiene la acepción de gobernante que todos conocemos, pero el Diccionario del español jurídico de la RAE también la define como alguien que "[e]n el mandato, [es la] persona que acepta el encargo del mandante". ¿Y quién será este mandante? Básicamente, "[e]n el mandato, persona que encomienda al mandatario que la represente, preste un servicio o realice una actuación por su cuenta"; en otras palabras, nosotros. Así que aquí viene mi pregunta: amigos mandantes, ¿hay alguno entre ustedes que se sienta debidamente representado por la gestión de Piñera? ¿Alguien que crea que ha cumplido o está cumpliendo correctamente su mandato?

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