De libros y parques


La casa de las siete mujeres y Las Cortesanas
Ayer me pasé toda la tarde (ok, casi toda) rodeada de libros con mi mamá, la Caro y el Carlos en la Feria del Libro de Vitacura. Terminé con un saldo de dos libros nuevos y a dos pasos de distancia de la banca rota vacacional.  Pero como dice mi madre, es lo que me gusta y por lo tanto, una buena inversión. Además, en algo había que gastar el regalo navideño de mi bisabuela, y estos dos me hicieron ojitos desde que los vi. Así que, en la ruina y todo,  no creo que lamente mi decisión.
Como en toda salida familiar llevo la cámara (aunque a veces ni la toco), pensé en sacarle fotos a los stands de las casas editoriales, pero luego pensé que ya éramos bastante raros llevando a la Perla con nosotros. Eso y que me interesaba más ver lo que había en mesones y estanterías.
Claro que saliendo de ahí al resto del Parque Bicentenario, todo fue fotos, ver a una poodle corriendo feliz de la vida.
La única foto en la que se logra ver algo más que un relámpago blanco.
Y disfrutar del paisaje por supuesto. Con todo y cisnes de cuello negro incluidos.
Cisnes de cuello negro en la laguna del Parque Bicentenario.
¿Quién dijo que quedarse en Santiago durante las vacaciones era aburrido?

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