¡Fuera papeles!


En este encantador, pero muy caótico y cada vez más rápido mundo globalizado es impresionante la cantidad de papeles que podemos llegar a acumular. Algun@as podemos ser más dados al cachureo que otr@s, pero independientemente de eso, creo que tod@s nos hemos visto sobrepasad@s al menos una vez por la cantidad de hojas sueltas y, en algunos casos, verdaderas torres Babel esparcidas por nuestro espacio. Tarde o temprano llega un momento de decir "¡basta!". El desastre es tolerable por un rato, pero si le hacemos el quite mucho tiempo, llega un punto en que el exceso de procesado de celulosa puede afectar seriamente nuestra concentración y habilidad para sentirnos cómod@s e inspirad@s en un lugar. Además, creo que tod@as sabemos que esos papeles no se van a ordenar solos. Hay que ayudarlos a salir de nuestra vista y, con un poco de suerte y esfuerzo, de nuestra vida.

Durante mis vacaciones, una de las cosas que hice (además de descansar de lo lindo) fue poner en orden todo el papeleo acumulado como resultado del magíster. Al principio casi me pongo a llorar entre el mar de anillados, manuales, fotocopias y hojas metidas en sobres o carpetas, pero mientras más iba organizando y botando, más liberada me iba sintiendo. Eso por no hablar de la cantidad de espacio libre que conseguí cuando por fin terminé. Por eso quiero compartir con ustedes tres categorías básicas que me ayudaron con mi desastre y que tal vez puedan serles útiles en sus propios procesos de organización: 

  • No lo quiero volver a ver y ya no es útil.
  • No lo quiero volver a ver, pero todavía me sirve.
  • Lo quiero, se queda.

Solo me queda agregar que fue impresionante la cantidad de basura que se fue derechito a la primera categoría. Eso y que en algún lugar del planeta debe haber una familia de árboles con serias intenciones de hacerme pebre. ¿Qué onda el posgrado anti-ecológico? ¿Tanto cuesta dejar las entregas y las correcciones en digital? ¡ARG! Ya. Volviendo al tema de esta entrada, creo que lo más importante a la hora de enfrentarme a los restos del magíster fue tener claro que lo que fue útil una vez, no tenía porqué seguir siéndolo. Y para dejar en claro de qué estoy hablado...


Ese "adorable" anillado, fruto de varios controles de lecturas, análisis, traducciones, revisiones y correcciones, me llegó a sacar lágrimas en su momento (literalmente), pero una vez terminado el magíster dejó de tener utilidad práctica. El pasado es pasado, el presente es presente y las cosas son útiles o no lo son, así de simple. No hay porque dejar que te sepulte un montón de papel solo porque una vez fue importante. De eso se trata.

Comentarios

  1. waaaa.. a mi me pasa lo mismo! Cuando siento tengo una torre entera de papeles. bueno.. más que todo facturas, y eso que a veces se crea un mundillo igual.. en mi bolsa! jajaja pero es cuestión de orden creo que uno no le pone coco a esas cosas hasta que ya ves que afecta con el orden de tu espacio! jaja :) Es increíble todo lo que uno guarda de basura al final! jaja

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    1. Lo de la cartera no deja de ser, por eso me compré una donde entrara lo justo y necesario, o si no me creo muy capaz de terminar con un basurero ambulante XD

      Gracias por pasarte :-)

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