Mi vida en cajas
Hace tres semanas y luego de más de tres años de planes,visitas los fines de semana y muebles y decoración cambiando de hogar sin sus dueñas, por fin, ¡por fin!, nos cambiamos de la casa de Vitacura a la de Maipú. Sí, tres años o más, eso es lo que toma a una bruja el cambiarse de casa. Pero bueno, si me demoré tres semanas en subir esta entrada a pesar de las ganas que tenía de hacerlo, tres años en una mudanza no son de extrañar. Y bueno, ¿qué es lo primero que se me viene a la mente cuando pienso en la "nueva" casa y más específicamente en mi pieza? ¡Qué amo tener un closet gigante para mí sola! Esto es probablemente lo más girlish y Sex & the City que les va a tocar leer en este blog, pero que quede claro desde ya que soy la clase de bruja que muy bien aceptaría la falta de espacio en el closet como una causal de divorcio. Eso es lo que pasa tras 26 años de siempre tener que compartir ese espacio con alguien más (¿uno solo para dos mujeres y luego tres?) y casi nunca saber dónde están tus cosas, o peor, saber dónde están pero no atreverte a intentar sacarlas por miedo a quedar sepultada bajo una montaña de ropa, toallas y frazadas (pasó más de una vez). No hay nada como saber lo que tienes y dónde lo tienes. Eso y ya no tener que pasar por situaciones como estas cuando quiero ocupar o guardar algo:
¡Felicidades por tu nuevo dormitorio! Yo también me cambié hace poco al segundo piso y la sensación es muy agradable, como si algo se renovara, aunque solo sean las paredes que te rodean xD
ResponderBorrarSaludos.
Felicidades también a ti entonces ;) Aunque en mi caso yo nombraría las paredes, las cortinas, etc, etc xD
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